XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

XXVI domingo del tiempo ordinario

Muchas veces las comodidades que fabricamos a nuestro alrededor no permiten que veamos ni valoremos la vida de los demás. 

Cristo nos anima constantemente a ser instrumento de la misericordia de Dios para el que está a mi lado. Nos podemos preguntar ¿Lázaro pasó por tantas penurias porque Dios así lo quería? ¿o aquel rico pudo hacer algo para que la vida de lázaro fuera mejor?

Esta particular escena nos invita a reconocer que no sirve de nada ser rico, poderoso y prestigioso, si primero no soy hermano con mi prójimo porque al fina de la vida será el egoísmo el que cavará ese abismo que nos separe de Dios.