XIX Domingo del Tiempo Ordinario

Este texto es una advertencia a la vigilancia. El discípulo de Jesús debe tener presente lo siguiente: el Hijo del Hombre vendrá, pero no se sabe el día ni la hora, de ahí se entiende el ejemplo del “ladrón” que viene sin avisar; por lo anterior, el discípulo que tiene la misión de construir el Reino De Dios debe permanecer en ello y no estar descuidado. Frente a esto ¿cómo construir el Reino De Dios? Hagamos el ejercicio de mirar y evaluar las personas con las que nos relacionamos durante el día, la forma o el criterio con el que decido las circunstancias que se presentan en la cotidianidad de la vida, y allí me pregunto cómo estoy involucrando a Dios en estas dimensiones de mi ser. Bienaventurados, dichosos, alegres los que permanecen construyendo el Reino, pues el Señor al llegar “se ceñirá, los garantías sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo”.

Preguntémonos ¿en mi rol como padre, hermano o hermana, espeso o esposa, hijo e hija, profesional, entre otros, he sido presencia del Reino de Dios en la vida de los demás? ¿He dejado que Dios sea mi criterio de vida?